Satisfecho con los resultados de más de dos años de trabajo, el reconocido escultor mexicano Jorge Marín estuvo en la ciudad para supervisar el ensamble de su creación, la estatua monumental “Mundo Maya”.
La pieza de arte fue solicitada al artista por el Gobierno del Estado de Campeche para dar testimonio de la celebración de los 500 años del arribo de los españoles a suelo campechano, y conmemorar el V Centenario del Encuentro de Dos Mundos.
Entrevistado cerca del mediodía de ayer, en el área donde actualmente se trabaja en la nueva imagen del malecón, el escultor Jorge Marín expresó alegría al estar a punto de concluir su proyecto con la escultura monumental.
“Estoy feliz, me siento de corazón campechano y creo es el momento de dejar algo de lo que hago en Campeche, una ciudad que siempre me ha gustado por la calidez de la gente”, expresó, al recordar la vez que expuso sus obras en el Centro Histórico, principalmente la escultura “Alas de México” ubicada bajo el arco de Puerta de Mar.
Mientras se hacían las maniobras para colocar la base y el ensamble de la escultura, Jorge Marín explicó que hacer una trabajo de esta talla no solo requiere tiempo sino trabajo coordinado de un equipo integrado por arquitectos, ingenieros, diseñadores de paisaje, iluminadores y desde luego, de él como escultor.
El significado de la obra es representar las dos realidades de Campeche, la primera corresponde al hombre adulto de rasgos mayas, robustecido, que encarna al pasado del pueblo orgulloso de sus raíces milenarias, su historia y legado cultural; y la segunda, al futuro encarnado en el niño que lleva en brazos y que simboliza la actualidad, el siglo XXI, las nuevas generaciones que aprenden del pasado para caminar y construir el presente y futuro.
Elaborada de acero y bronce, la escultura “Mundo Maya” de casi 30 metros de altura será colocada en la ampliación del parador fotográfico y será parte importante de las obras de modernización que realiza el Gobierno del Estado en el malecón de la ciudad.
Información: Noemí Heredia / Fotografía: Humberto Cu