Por: Noemí Heredia Bernés
Doña Adela Canto Sunza es una de las pocas tejedores de respaldos y asientos de muebles que aún persisten en el oficio, pues se trata de un trabajo laborioso que, lamentablemente, las nuevas generaciones no desean aprender.
Ocupada en el tejido del respaldo de un sillón, de esos que son típicos en muchas salas de los hogares campechanos, doña Adela Canto nos cuenta cómo hizo de este oficio un modo y estilo de vida.
¿Por qué teje muebles doña Adela?
Pues es lo que aprendí y me gano la vida de esta manera. Aprendí desde muy pequeña, como a los 10 años de edad… mi padre era carpintero y me enseñó porque la gente le pedía mucho este tipo de muebles y se necesitaba que alguien lo tejiera. Éramos yo y mis cinco hermanos, todos aprendimos algo del oficio de mi padre y ayudábamos.
¿Considera que su oficio podría desaparecer?
Sí, es posible, pues las nuevas generaciones no lo quieren aprender. Mis hijos no lo aprenden, están dedicados a sus estudios. Incluso ya los carpinteros no quieren realizar pues consideran que tejer los respaldos y asientos de paja es poca ganancia, ellos quieren ganar más.
Concentrada en su labor, con manos hábiles y presurosa, doña Adela comparte que los muebles de madera con respaldos y asientos tejidos a paja, sintética o natural, son algo más que un simple accesorio de la casa, son parte de la cultura.
“Ya casi la gente no pide este tipo de muebles en sus casas, prefiere las salas que venden de tela rellena. Sí son bonitos, pero este tipo de muebles son los ideales para el clima de Campeche. Sobre todo ahora que el calor está muy fuerte. Permiten que la gente se refresque, pues nada se compara en tomar un descanso y la brisa en una mecedora tejida”.
Y sabia en su oficio, doña Adela nos aconseja:
La gente que tiene este tipo de muebles, pues es la que me llama para que les repare el tejido, pues con el uso lógicamente se desgasta, por eso es muy importante evitar colocarlos donde les dé demasiado el sol, y si algún carpintero les da mantenimiento con pintura o barniz, es importante que coloque un protector alrededor del tejido porque esas sustancias provocan que se “queme” y se rompa en poco tiempo.
Algo tímida, pero muy amable, doña Adela terminó su labor, por espacio de tres horas reparó dos respaldos, de una silla y un sofá, sus manos reflejan maestría: “Este estilo de tejido, le llaman “ojo de libre”, es el más común, pero existen otros estilos, sobre todo en los muebles de paja que se elaboraron en los años 80 y 70. Ahí está ¡mire usted!”, expresó al dar la última puntada”.
Finalmente, le solicité su número telefónico: 981 81 88857, pues estoy segura que muchas mecedoras, sillones, sofás e incluso mesas de Campeche esperan el toque de las manos laboriosas de doña Adela Canto, quien por si no fuera poco acude al domicilio para tratar de manera personal a sus clientes.