Linchamiento digital

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No hay tregua para opinar diferente, estamos perdiendo el espacio para presentar argumentos. La posibilidad de expresar las ideas es cada vez menos. Desde hace un par de décadas las antorchas de fuego avanzan iluminando el corto pasillo que lleva a la intolerancia, a diferencia de la época medieval que el fin del pasillo era un macabro calabozo, ahora es en la plaza pública digital donde el discrepante es expuesto como un saco de yesca listo para ser encendido o linchado por la horda.
Sí, es ira alimentando más ira partidista. Tantos años de mala información dejaron huella. Ya sea por oficio o profesión el periodismo en general lo está viviendo en carne propia, el ejercicio reporteril esta en una cruzada entre los usuarios de las plataformas digitales que lo ha dañado y no se ve cuando pare la radicalización, todo en el nombre de la libertad de expresión, sin darnos cuenta que las consecuencias alcanzan lo social, pues ya no estamos dialogando, en su lugar se privilegia la amplificación del insulto y las amenazas a los mensajeros.
Es muy cierto, hay que reconocerlo, la credibilidad del periodismo pasa por una severa crisis, pero esto no es novedad, siempre ha habido la desconfianza entre el que escribe y los lectores. Pero desde que algunos creen que un “Like” o un “Me gusta” cubre los mínimos estándares de la metodología periodística, ya no es igual salir a la calle en búsqueda de la nota. Por supuesto que las redes sociales trajeron ventaja, ahora respondemos en vivo y en directo sobre nuestro trabajo. La opinión del periodista, su columna, su editorial o de cualquier persona es auditada, y si esa opinión no gusta a las masas, si la crítica es incomoda al nuevo gobernante eres vapuleado por las huestes; qué miedo.
Desde que decidí hacer de este oficio parte de mi vida, y no como un empleo más, uno aprende en la carrera que el periodista será incómodo y que las huestes, los fanáticos políticos, lo amantes del populismo estarán ahí cazando al que opine diferente al nuevo partido hegemónico para descargar su catarsis, su rabia, enojo o frustración en el linchamiento digital. Para muestra el tuitazo del periodista Leo Zuckerman que erróneamente argumentó que en Ciudad del Carmen solo hay dos hoteles para todo el personal petrolero, esto en referencia a la propuesta de descentralizar PEMEX y llevar las oficinas a la isla. De inmediato la hoguera se encendió.
Si algo deberíamos entender a partir de ahora es que muchos sí votaron con la esperanza de un cambio de rumbo en nuestro país, sin duda que lo necesitamos, pero es cierto también que otros votaron con el puñal en la mano, sedientos de venganza que han masificado en las redes sociales desde el primero de julio. El problema con el radicalismo y fanatismo político es que sin importan ganen o pierdan siempre buscan un motivo para provocar un linchamiento…digital.
Al menos en este su servidor seguirá escribiendo lo que piensa con la mira en contribuir en la
opinión pública y si no le gusta o le da nauseas, pues se puede ir mucho a otra lectura.
Lanzadas las cartas nos leemos la próxima semana