Han sido noches largas tras la zozobra de la elección del primero de julio, el insomnio por la amarga derrota por las alcaldías de Campeche pero principalmente por la de Carmen, con la cual soñaron sería la joya de la corona, dejó sin primavera a Morena. El efecto López Obrador no sopló para todos por igual, perdió la apuesta Layda Sansores. El poder los divide, también las culpas; y se crearon las tribus. Dice la máxima que en política lo que parece es. Y el dicho popular, lo que se ve no se debe juzgar, pinceladas de sabiduría que explican la disonancia entre los ganadores y perdedores y los quienes tienen peso político en Morena.
El gran jefe de la tribu, López Obrador les tuvo mucha paciencia y confianza durante todo el proceso electoral, desde la selección de candidatos y el rompimiento de la coalición en lo local. Pero las cuentas no les favorecieron. Durante la visita a Carmen, López Obrador tocó el tema por única vez, responsabilizó a las dirigencias estatales de Morena, PT y Encuentro Social de no lograr la coalición en Campeche como lo ordenó. Se sacó la espina. Con una Layda Sansores aporreando el megáfono por su candidatura en la Ciudad de México, se creó un vacío de liderazgo. Hoy los de la tribu de Morena en Carmen que encabeza Ramón Ochoa y José Luis Flores acusan de fraude en la elección por la alcaldía, arrinconados en un tercer lugar de la preferencias de los carmelitas. Deben reflexionar y les dejo la siguiente pregunta: ¿Por qué pusieron a un priista como candidato a la presidencia municipal?
En la capital hay otras tribus. Manuel Zavala abrió fuego contra el líder de otra tribu, Aníbal Ostoa. Desde las redes sociales puso en duda la lealtad y principios de Ostoa al grado de darle un ultimátum para que “el profe” fije postura o de lo contrario su silencio sería la prueba de tener un pacto gubernamental. De ese tamaño la discordia, y lo sabe López Obrador. O de qué otra forma se puede explicar que el virtual presidente no encontró a nadie pulcro dentro de Morena en Campeche para nombrarlo como coordinador de programas de desarrollo, y sí en su lugar decretó a una de la ciudad de México, Katia Meave, quien llega con el trofeo en mano de alinear a Morena en Yucatán. ¿Castigo? ¿Desconfianza? Así se lee. Y es indicativo que AMLO aún no tiene prospecto para la gubernatura.
El cabildo. Serán ocho hombres y siete mujeres quienes integrarán el próximo cabildo del Ayuntamiento de Campeche. El equipo de Eliseo son: Sara Escalante Flores, integrante del Comité Campeche, y de la Unión Nacional por lo Derechos de trabajadores, jubilados y pensionados del IMSS. Paul Arce Ontiveros, Yolanda Montalvo López, quizá la más panista de todos en la planilla; Arbin Gamboa, Elena Ucán Moo, Aldo Contreras, Daniela Lastra Abreu, Alfonso Durán Reyes y Joseline Ureña. Por el PRI, Sergio Reyes Fuentes, Maricela Salazar Gómez y Agustín Rosado Sierra, la terna que no pensó llegar a ser funcionarios. Y por Morena, el ex candidato a la alcaldía Manuel Zavala y Margarita Minaya Méndez, madre de Rafael Lezama. En las próximas entregas de Política a la Carta daremos más detalles de estos hombres y mujeres que llegarán a servir a los campechanos y deberán salir con las manos limpias.
El WhatsApp. No era de confiar y aún así le dieron oportunidad en el PRD, que en la campaña pidió “moche” a candidatos de Escárcega y Calakmul, y ya envalentonado lanzó críticas a la dirigencia estatal de este partido, en el grupo de WhatsApp de los perredistas, lo sacaron del grupo. En octubre es el cambio de dirigencia estatal, hay voces que piden la salida del presidente.