El pasado miércoles concluyó el ciclo de comparecencias con motivo de la glosa del Tercer Informe del gobernador Alejandro Moreno Cárdenas, en donde funcionarios de distintas dependencias de la administración pública estatal, ante comisiones legislativas del Congreso local, ampliaron el contenido del documento y fueron por demás precisos en temas de relevancia, al dar respuesta a las inquietudes de las señoras y señores diputados.
Este ejercicio parlamentario, cuyo formato sin duda requiere ser revisado para adecuarlo a los tiempos políticos actuales, se convierte en espacio para interpretar y trazar en la línea del tiempo las expectativas sobre el cumplimiento de los compromisos adquiridos por el gobernador, que -desde el ángulo que se le quiera ver- tienen relación con el bienestar de la gente, que implica una gama de conceptos y preceptos con tratamiento eficaz y convincente.
Es aquí donde los diputados asumen un papel de primer orden en medio del andamiaje político con muchas aristas. Que se tenga conocimiento, a nadie de los que actualmente representan los haberes populares se les ha coartado sus atribuciones constitucionales, vigencia de la división de Poderes que debe prevalecer por encima de susceptibilidades y fobias ideológicas, algunas de las cuales de otro mundo.
En este escenario, el primero en “partir plaza”, fue el secretario general de Gobierno, Carlos Miguel Aysa González, principal filtro del Ejecutivo estatal, promotor del diálogo y preservación del Estado de Derecho, entre otras tantas facultades que la ley le otorga. Carlos Miguel, habló claro y sin rodeos el pasado lunes sobre la delicada responsabilidad de mantener la gobernabilidad. La eficacia, calidad y buena orientación de la intervención del estado. Su legitimidad.
Hombre de todas las confianzas de Moreno Cárdenas, con muchos kilómetros de experiencia en asuntos políticos y de estrategias de seguridad, Aysa González por supuesto que no es Dios para resolver todos los problemas, y de ahí que haya remarcado el llamado para que todos pongan la parte que les corresponde, si se habla de progreso y bienestar. El gobierno, organizaciones políticas y sociales, así como sociedad en general.
¿Cuál es el costo político que se paga por trabajar decididamente para consolidar un ambiente de paz y de gobernabilidad democrática, de forma eficaz y con resultados, garantizando además la seguridad pública con pleno respeto a los derechos humanos, lo que es una prioridad fundamental para Alejandro Moreno?
No hay gobierno perfecto ni aquí ni en China. Eso está claro, tan así que las instancias gubernamentales, quienes las encabezan en cualquiera de sus esferas de competencia, no están exentos de la crítica que orienta, señala errores y propone soluciones, pero también de la que busca dañar, confundir y polarizar el vínculo autoridad-pueblo, producto de fanatismos mesiánicos y confrontación de intereses. Aysa, con respeto y firmeza de palabra que lo caracteriza, en su mensaje a las diputadas y los diputados, puso los puntos sobre las “íes” para que se entendiera bien que la administración de Moreno Cárdenas se mantiene en la dirección y sentido correctos, de frente a los desafíos que implica el enorme encargo que por mandato constitucional se le confirió, que no es otra cosa que dar cumplimiento a la ruta trazada por el Plan Estatal de Desarrollo 2015-2021.
“Querer un mejor Campeche es deseo de todos; hacerlo posible, es tarea de cada uno de nosotros”, replicó ante una concurrencia con la que ha sostenido relación de trabajo en casi tres años, en la búsqueda de las coincidencias por encima de las diferencias en asuntos políticos y respecto a las iniciativas de ley presentadas por el Ejecutivo campechano. Por encima de todo, el segundo de a bordo del organigrama gubernamental reconoció que no ha sido fácil la tarea pública en la primera mitad del sexenio. “Sin embargo, como suele decir el licenciado Alejandro Moreno, un gobierno no tiene problemas, sino asuntos que resolver. La transformación de Campeche está en marcha y ya nada la detiene”, sentenció.
A decir verdad, la gobernabilidad no es juego sino enorme reto a la capacidad política para mantener a Campeche caminando, priorizando la paz y tranquilidad que algunos apuestan romper y vulnerar, mediante la desinformación o proliferación de verdades a medias, con el claro propósito de enrarecer el ambiente político, económico y social de la entidad.
El paliceño, de recia estirpe política, cumple la encomienda con visión estereoscópica para detectar sombras y bultos escondidos en la penumbra de la noche, ni más ni menos porque allí, en la oficina caliente del cuarto piso de Palacio de Gobierno, se toman decisiones trascendentes que cambian la vida de miles de campechanos. Ciertamente, gente buena de valor y de valores, con un potencial mayúsculo, que coadyuva con el quehacer público.