SE DICE…

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Que vaya revuelo que ha causado en las redes sociales las imágenes en las que aparece el líder sindical Manuel Bonilla Carrillo y el alcalde panista de Campeche fundidos en un abrazo, minutos después de que se declaró finalizada la huelga que Durante siete días mantuvo parcialmente paralizado el trabajo en el Ayuntamiento.

Que se trata de los dos protagonistas de un conflicto que lleva meses. Frente a frente, Bonilla, quien le mentó la madre al alcalde, al que llamó soberbio, corrupto, inexperto, violador de derechos de los trabajadores y de los derechos humanos. Y el presidente municipal que calificó al líder sindical como bandido con el que nunca se sentaría a negocios, al que acusó de tener ranchos y propiedades obtenidas de las cuotas sindicales, al que intentó destituir y le suspendió sus derechos laborales.

Que cuando estuvieron de frente se les olvidó todo, cruzaron palabras, se dijeron que no había nada personal en el conflicto, y de manera inesperada se dieron un abrazo que queda inmortalizado como la mayor muestra del cinismo entre quienes no se soportan ni en pintura. ¿Será que eso sea el final de los problemas en el municipio?

Que está claro que es solo una pose de uno y de otro para las fotografías que circulan en las redes, pero ese abrazo ni acabará las futuras propuestas de Bonilla, ni le quitarán las ganas al alcalde de pugnar porque sea destituido del sindicato para poner en su lugar a alguien “manejable” para sus intereses. ¿Qué sentirán los trabajadores que estuvieron en huelga al ver a los “nuevos mejores amigos” abrazaditos?