El 15 de septiembre de 2015, cuando Alejandro Moreno Cárdenas tomó las riendas del poder, culminación de un proceso legítimo para llegar al mayor cargo que campechano alguno pueda aspirar, todo era alegría. Por fin, el joven político era investido como gobernador constitucional del estado con muchos proyectos por delante, con optimismo puro para darle a Campeche la posibilidad de intercalarse de lleno al desarrollo regional y a la gente una mejor calidad de vida.
Pero esa alegría pronto terminó. Moreno Cárdenas se topó de frente con una coyuntura jamás imaginada en toda la vida económica del estado: la debacle petrolera que, a decir verdad, no estaba considera en su agenda de trabajo, o al menos en esas condiciones. La visión que traía el gobernador más joven que ha tenido la entidad para demostrar lo que tantas veces había plasmado en el discurso, dio un vuelco vertiginoso.
¿Cómo enfrentar el enorme problema financiero que a pasos agigantados mermaba la confianza de México para crecer y fortalecer su economía dependiente en un grado mayúsculo de las divisas petroleras? ¿Y Campeche, el “patito feo” de la Federación, que había pedido queso y le habían dado puro hueso en más de tres décadas, por lo mucho que había dado a la nación mexicana por concepto del petróleo, dónde quedaba?
El orgullo de Alejandro Moreno fue tocado, pues ¿cómo hacer para dar cumplimiento a sus promesas de campaña con una economía nacional endeble y con subsecuentes “tijeretazos” al presupuesto federal que auguraban escenarios catastróficos, con pocas posibilidades de avanzar hacia el progreso y transformación del estado?
Terco, impetuoso y decidido, AMC no bajó la guardia. Ciertamente sus relaciones políticas en las altas esferas gubernamentales le abrieron las puertas para tener una luz que alumbrara su camino y no detener la marcha del estado hacia mejores estándares de bienestar para la gente, en particular para los de abajo, al margen de colores y sabores partidistas, que parece no importar a los fariseos.
La habilidad, destreza política del gobernador, en cuanto a la gestión de recursos, permitió iniciar su administración con obras en el último trimestre de 2015, el más complicado que en aplicación de recursos se refiere, cuando que los gobiernos que le antecedieron hasta habían tenido que declarar contingencia financiera, planes de austeridad, para paliar la crisis que se tiene en el punto de convergencia entre una administración que se va y otra que llega.
Para Moreno Cárdenas, el destino todavía le tenía preparada otra sorpresa. Los efectos de la grave crisis petrolera no tuvieron compasión con el estado. En dos años, más de 33 mil empleos se perdieron, en especial en Carmen, con la salida de cientos de empresas vinculadas con el petróleo.
Esta delicada situación, que solo se mira y se siente arriba, no menguó la confianza del mandatario, y lo llevó a lograr lo que pocos han obtenido: iniciar la reactivación económica del estado por medio de agresivas estrategias para jalar inversiones, sin descuidar la ejecución de programas sociales y de infraestructura que hoy ubican a Campeche como una de las entidades que comienza a revertir la tendencia financiera negativa.
Hace unos días, el titular de la Secretaría de Desarrollo Económico, José Domingo Berzunza Espínola, el mismo que durante toda su infancia soñó ser bombero, “apagafuegos”, dio a conocer datos interesantes que se relacionan precisamente con los resultados obtenidos por el gobernador en esta férrea lucha para poner a Campeche en el camino de la reactivación económica, recuperación del crecimiento y generación de nuevos empleos.
Al cierre del primer trimestre de 2018, la entidad registró un avance económico, y en los últimos 12 meses logró recuperar cuatro mil 318 empleos formales, lo que demuestra un importante proceso de estabilización. Tras la drástica caída en la economía, que llegó hasta un -13.7 por ciento en 2017, en los primeros tres meses de 2018 Campeche logró ubicarse en -6.5 por ciento, lo que representa una importante recuperación de 7.2 puntos porcentuales, a tasa anual.
Se trabaja en acciones concretas para fortalecer la recuperación económica, como por ejemplo, la consolidación de la Zona Económica Especial (ZEE), una amplia campaña nacional e internacional de atracción de inversiones y el fortalecimiento del consumo interno, para lograr recuperar el crecimiento.
Berzunza detalló que Campeche redujo en un año su tasa de informalidad laboral en casi dos puntos porcentuales, al pasar de 56.4 a 54.5 por ciento, por lo que la recuperación de la economía de Campeche es evidente. Tan sólo en materia de Inversión Extranjera Directa (IED) el estado tuvo uno de los reportes más altos de los últimos 20 años, en 2017, al registrar 311.9 millones de dólares en inversión total,.
En el apartado de nuevas inversiones, Campeche incrementó en 569 por ciento su captación entre 2016 y 2017, al pasar de 16.5 millones de dólares a 110.3. Como bien estableciera el funcionario, el golpe que registró la economía campechana, que aún depende en más de 80 por ciento de la actividad petrolera, no puede superarse por decreto ni con buenas intenciones o metas irreales, sino con trabajo firme, decidido y constante.