Por: Noemí Heredia Bernés
El obispo de Campeche, monseñor José Francisco González González, consideró como justa la reducción de remuneraciones a magistrados de la Suprema Corte Nacional de Justicia y altos funcionarios.
Explicó que en cultura capitalista, que ha generado una gran distancia entre los ricos y pobres, el salario es el sensor de la distribución de la riqueza de una manera imparcial e injusta.
“Hay quienes por más que trabajen en toda su vida no ganará lo que otro gana en 10 minutos de trabajo. Hay deportistas, artistas y funcionarios que tienen sueldos muy altos a comparación de otros”.
Actualmente, agregó, el salario mínimo apenas se acerca a los 100 pesos diarios, una cantidad que no alcanza para vivir y que muchas veces se agota con tan solo cargar el combustible o adquirir algunos productos en una tienda de conveniencia.
Precisó que los impuestos ya son tan altos que el salario mínimo no alcanza para pagar los servicios básicos, eso sin contar que poco o nada quedará para la comida, la educación y no se diga para recreación, y mucha gente prácticamente necesita multiplicar trabajos.
Por eso, monseñor González afirmó que los sueldos deben otorgarse de acuerdo con la responsabilidad adquirida, pero que no sean tan onerosos o excesivos.
Recordó que en una de sus cartas, el Papa San Juan Pablo II habló de un concepto importante de tomar en cuenta, la hipoteca social; es decir, que si la persona tiene riqueza debe de administrarla de manera adecuada, no dilapidarla, sino compartirla con los más necesitados.
“Los impuestos ya son tan altos que el salario mínimo no alcanza para pagar los servicios básicos”
José Francisco González González
Obispo de Campeche
SOLIDARIDAD CON PEREGRINOS
Por otra parte, al conocer el lamentable accidente que sufrió un grupo de peregrinos la madrugada del 11 de diciembre en el tramo carretero Campeche-Mérida, a la altura de Tenabo, monseñor José Francisco envió sus condolencias a las familias y deseos de pronta recuperación.
Expresó que si bien los antorchistas reconocen que ha incrementado el respeto de los automovilistas, nunca está demás hacer un llamado para que se les procure cuidado a estos hombres y mujeres, de todas las edades, que movidos por la fe transitan las carreteras del país.