
Elizabeth Terrazas
A reconocer el pecado y volver a la casa del Padre, a volver a Dios, exhortó el Obispo de Campeche, monseñor José Francisco González González, al celebrar la misa del medio día en el Cuarto Domingo de Cuaresma, en la Catedral.
Tras la lectura del Evangelio, detalló que la parábola del Hijo Pródigo da respuesta a la crítica de escribas y fariseos sobre la actitud de Jesús por recibir a los pecadores.
De esta parábola, monseñor José Francisco destacó tres momentos: La partida del hijo, el encuentro con el padre, así como el otro hijo que no desea participar de la fiesta por el retorno de su hermano.
“El hijo menor acude al padre y le solicita su herencia, una manera de declararle muerto antes de tiempo; sin embargo, finalmente él le entrega lo que le corresponde a ambos, pero ninguno aprecia lo que hace el padre”, expuso.
El primer hijo, detalló, malgasta todo y en el infortunio no sólo ha perdido la herencia sino también su dignidad, nadie le ha castigado por su proceder, él mismo se ha construido un infierno.
Precisó que el evangelista San Lucas destaca una actitud muy importante que todos deben analizar, que ante la desgracia del pecado, el hijo menor entró en sí mismo, es decir, reflexionó y en ese recuento de vida añora volver a la casa del padre, quien finalmente lo recibe de manera amorosa, misericordiosa.
Sin embargo, recalcó que para tal reencuentro con el padre, con Dios, ha sido necesario el tomar conciencia del pecado y la fuerza de enmendarse, levantarse e ir hacia él.
En ese sentido, agregó que es muy importante también analizar la actitud del hijo que se disgusta a la vuelta de su hermano, por el gozo y la fiesta con que lo recibe el padre.
“La parábola nos enseña que nuestra vida oscila entre la rebelión y el vivir como asalariados y aceptar, de vez en cuando, el beso de Dios, pues, si logramos encontrarnos con él, podemos arrepentirnos y volver a casa, a la fiesta del perdón”, finalizó.