Así es Campeche, las cosas como son
Gerardo Romero Olivera
Antes de que MORENA, con el peso de la figura de Andrés Manuel López Obrador, arrasara en las elecciones del 1 de julio de 2018 siempre señalé que teníamos en México una clase política “sin clase” debido a que todos quienes llegaban y asumían el poder en algún cargo público solo lo hacían para enriquecerse y llevar una vida de lujos y ostentaciones, además de cometer abusos desde la silla de donde gobernaban, sin importarles quebrantar las leyes que prometieron respetarían y cumplirían al momento de protestar sus respectivas obligaciones en el cargo. Si algo causó la frustración y el enojo de millones de mexicanos hacia nuestros políticos neoliberales, integrados en su mayoría por miembros de los partidos PAN y PRI e incluso del PRD y del PVEM, a los que se les señaló de incurrir en reprobables actos de impunidad y corrupción, fue precisamente porque se alejaron de su compromiso y de su responsabilidad de gobernar a favor de quienes menos tienen y se dedicaron a burlarse, una y otra vez, de la confianza que les confirió la voluntad popular a partir de su voto en las urnas hasta causar el desencanto de las mayorías ciudadanas.
Según nuestro presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, esta clase de malos políticos y gobernantes ya pasó a la historia al declarar él disuelto el régimen anterior que conformaron miembros de “la mafia del poder” y se acabó de tajo con los sinvergüenzas y ladrones que asumían el poder en nuestra nación. López Obrador con su consabido “tenganme confianza” y su autoproclamada “honestidad”, asegura que hoy se viven nuevos tiempos en el país porque ya se castigará con todo el peso de la ley a quienes desde sus posiciones de poder político incurran en actos de corrupción, pero no acepta que muchos de los corruptos del pasado están hoy colaborando con su gobierno y ostentando cargos públicos de alta responsabilidad como premio a su deslealtad y traición a México. Así, con políticos ex priístas, ex panistas y ex perredistas que se llenaron los bolsillos de recursos del erario sin sentir el menor remordimiento de sus malhabido actos, seguramente que al jefe del ejecutivo federal le será muy difícil encauzar una 4ta transformación que garantice resultados a favor de todos los mexicanos.
En este paquete de “nuevos” altos funcionarios y políticos que están en la actualidad desempeñando responsabilidades desde los escaños del Congreso de la Unión, gubernaturas y presidencias municipales, han llegado muchos que se ampararon en la careta de “ciudadanos”, “gente del pueblo”, para alcanzar sus cargos. Esos dizque ciudadanos que hoy nos gobiernan, en la mayoría de los casos, lo único que están demostrando en el desempeño de sus funciones es desconocimiento de las mismas, lo que los convierte en gobernantes ineficientes e incapaces de resolver los asuntos y problemas que la ciudadanía les demanda. Lo anterior, sin duda, también es una forma de corrupción que puede resultar peor que la que antaño criticaban cuando eran opositores al poder.
En este “nuevo” régimen político que vivimos hoy en México por obra y gracia de AMLO, los ciudadanos nos enfrentamos a legisladores y gobernantes que con todo cinismo nos demuestran que les vale lo que sus representantes, o sea, nosotros los ciudadanos, opinemos o pensemos de su incapacidad para ejercer sus cargos y mucho menos les importa el resultado de sus malas decisiones y pifias en el ejercicio del poder.
Tal es el grado de cinismo en el ejercicio de sus funciones que hacen gala la nueva camada de “improvisados en el poder”, que incluye no solo a quienes emanan de MORENA sino de otros partidos como el PAN, por ejemplo, que presidentes municipales y gobernadores pretenden encubrir sus errores e ineficiencia culpando de todo a quienes los antecedieron en el cargo como una salida fácil para justificar su ineptitud. Así sucede en el municipio de Campeche donde desde el 1 de octubre de 2018 gobierna el Partido Acción Nacional. Quien funge como primer edil de ese Ayuntamiento, Eliseo Fernández Montufar, desde su llegada se ha dedicado solamente a acusar al PRI de todos los males que afectan a la población, pero no ha movido un solo dedo para hacer algo a favor de los problemas y pésimos servicios que padecen los campechanos y la falta de obra pública que es competencia de su administración. La ineptitud demostrada por Eliseo Fernández Montufar en el cargo de presidente municipal de Campeche, en algún momento abrirá los ojos de los ciudadanos y personas que le justifican su incapacidad de gobernar, ya que no hay mal que dure cien años, ni tarugo que lo resista, aunque se ve difícil que el edil quiera entender el daño que su incapacidad de gobernar ocasiona a Campeche y a los campechanos pues su soberbia y egolatría lo mantienen anclado en su ineptitud.