Ambulantes afectan la imagen urbana

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La derrama económica fluye cuando la gente recibe recursos de programas de gobierno federal e invierte para un negocio

La plaza principal de las localidades de Calkiní se convierten en un verdadero tianguis cuando de vender se trata, pues muchas familias invierten lo poco que tienen para poner un negocio y mejorar la economía del hogar.
Esta situación se vive casi principalmente los días que la gente recibe recursos de diversos programas sociales para trabajar en diversos giros como venta de ropa, accesorios, alimentos y aguas frescas, zapatos, cosméticos y ahora que es temporada, hasta en material escolar, entre otros.
Lo malo de esto es el desorden que prevalece en materia de vialidad, el mal aspecto de las calles y la falta de higiene donde se instalan principalmente los puestos de comida por la grasa y restos de alimentos que caen al piso y nadie recoge del lugar.
En recorrido realizado por el corresponsal en diversos puntos de la geografía municipal, se observó que desde temprana hora del sábado los vendedores aprovechan para hacer su “agosto”, sin importar la invasión en el centro de cada localidad afectando el paso vehicular y hasta del peatón.
“Son todas las céntricas calles, incluyendo las banquetas, donde no se puede pasar, los propietarios de vehículos que arriban para su venta no respetan espacios al grado de que algunos de estos comerciantes, al estacionarse en su sitio de venta se ponen groseros con la gente que les pide espacio para caminar”, expresaron algunos vecinos.
Encabezados por Guadalupe Chan Chí, de la comunidad de Bacabchén, y René Naal Collí, de Nunkiní, por separado explicaron que el centro de ambas comunidades se vuelven en un verdadero tianguis cuando se entregan recursos de programas federales del gobierno.
Reconocieron que la gente solo busca trabajar, pero no mide sus acciones y ensucia los alrededores y cuando se retira no limpian las calles cubiertas con grasa de carnes asadas, bolsas y plásticos de los bazares de ropa, cajas y alimentos descompuestos en los puestos de frutas y verduras, y hasta heces fecales y orines quedan expuestos a orillas de las casas o terrenos baldíos a falta de sanitarios.
Finalmente, lo inconformes exhortan a las autoridades a poner orden por la indiferencia de los comerciantes que no respetan el espacio de los demás.

Información: Rosendo Balán Caamal