Continuar el legado

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Orgulloso de ser la segunda generación de payasos en su familia, a sus 20 años de edad, el joven Gehudí Daniel Dzib Sánchez mejor conocido como el payaso “Crispinpín” es claro ejemplo amor y pasión a la vocación, una que por mucho no se compara con cualquiera, el arte de hacer reír.

¿Qué te motivó a ser payaso?
Tenía entre 13 y 14 años de edad cuando surgió en mí la motivación de ser payaso, inspirado de ver a otros colegas trabajar y desde luego a mi padre Mario Coh Gómez, el payaso “Crispín”.

Yo me convertí en la segunda generación de payasos en la familia, pues la primera son mi padre y mi tío, el payaso “Tronetín Tronetrón”, que actualmente radica en la ciudad de Tacoma, Washigton.

Empecé como el payaso “Caramelito”, pero debido a que me entero que otro compañero adopta el mismo nombre, decidí cambiarlo y fue para bien pues mi nombre actual, el payaso “Crispin-pín”, habla precisamente de mis deseos de continuar el legado de mi padre.

¿Se estudia para hacer reír?
Claro, el payaso requiere debe desarrollarse en varias disciplinas del arte, principalmente la actuación y por ello uno de mis proyectos a corto plazo es cursas la licenciatura de Artes Escénicas.

Creo que si bien se pudiera pensar que el arte de ser payaso es un don innato, que sí lo es pues es importante esa chispa y ese amor por hacer reír y alegrar a los demás, en la actualidad no se trata sólo de maquillarse e improvisar, quienes se dedican a esto saben que debe existir una preparación profesional ya que incluso existen escuelas y universidades para payasos.

En mi caso debo decir que hasta ahora la mejor escuela ha sido mi padre, verlo actuar y superarse cada día, y también todos los cursos y talleres en lo que he tenido oportunidad de participar, varios gracias a la Secretaría de Cultura que también ha respondido a la inquietud de la comunidad.

Todo lo he podido llevar a la práctica a través de mi espectáculo para el cual puede contactarme a través de las redes sociales o al teléfono 9811258361.

¿Qué satisfacciones te ha dado ser payaso?
Muchas satisfacciones, alegrías y triunfos. Gracias a mi trabajo he podido conocer personalidades que admiro y que de otra manera no lo hubiera logrado, pues esas son las puertas que logra abrir el ser un payaso.

También los premios que he ganado en diversos congresos y festivales de payasos, ya que tanto a nivel nacional e incluso internacional.

Mi padre y yo pertenecemos a La Risa sin Fronteras A. C., que cuenta con representaciones en todo el país y es por este medio que somos convocados a ese tipo de eventos donde además de talleres de formación se llevan a cabo concursos en varias categorías como maquillaje y vestuario, actuación individual y grupal, malabares, actuación en plazas o parques, desfile y comparsa, entre otras.

Sin embargo, lo que más me llena es la risa de la gente, reciba y se quede con algo positivo de mi trabajo, que por un momento se olviden de las preocupaciones o de alguna tristeza.

De igual modo, junto a mi padre tengo la oportunidad de participar en actividades y programas como “HospitalArte”, de la Secretaría de Cultura a través del Centro de Cultura Infantil y Juvenil “La Chácara”, con el que actuamos en albergues y hospitales, principalmente para los niños.