Tenemos miedo

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LAS GORDAS TAMBIÉN
KARLA SANSORES

Miedo. ¿Conoce usted el miedo? Quizá el miedo a la oscuridad o a las alturas, a quedarse encerrado, a ser lastimado emocionalmente, a reprobar materias, a ser asaltados.
Fíjese que las mujeres nacimos con ese sentimiento desde pequeñas. El miedo nos ha acompañado como si fuera una característica exclusiva de nuestro género. Hemos sido escindidas de tal modo, que en lugar de confrontar la violencia, la aceptamos como algo normal.
Entonces nos preguntan si hemos sido víctimas de violencia y negamos porque no fuimos agredidas físicamente. Sin embargo, hemos nacido con una especie de estigma, solo por la ley hecho de ser mujeres, de negarnos nosotras mismas nuestros derechos.
Nos han obligado a las mujeres a temer a nuestra propia madre, es la figura materna quien cuando niños, es la imagen de la ternura y la dedicación, la capataz que ejecutaba los mandatos del varón, principal proveedor de víveres.
Tememos que ella nos castigue por la desobediencia propia de nuestra edad. Bajo la frase de qué es por nuestro bien. Entonces las mujeres que debiéramos tener un nexo muy fuerte con la mujer que nos da la vida, lo perdemos. Este temor impide que las mujeres tengan un diálogo verdadero con su madre, el que previene, como en el caso de los temas de sexualidad; nos han apartado de la madre que también ya vivió esta cadena de desinformación. Sin educación sexual las mujeres siguen sin darse el permiso de ejercer libremente sus decisiones sobre su cuerpo y sus métodos de prevención.
Tememos al padre que es visto sólo como un proveedor pero quién debe tener una clara posición de respeto y de tolerancia.
Es este mismo miedo del que hablo, que nos paraliza e impide crecer, como mujeres individuales y como mujeres en masa.
Sentimos miedo. Miedo a que en nuestras oficinas podamos ser una fuerza de trabajo real, una red que haga sitios laborales eficientes, productivos. Tenemos miedo de ser reconocidas como excelentes profesionistas y tenemos miedo de triunfar.
También tenemos la ambición de lograr cosas, pero el miedo es más fuerte.
Tenemos miedo de enamorarnos con locura porque las consecuencias pueden ser graves, nos pueden lastimar y faltar el respeto. Tenemos miedo a expresar nuestras ideas o sentimientos porque las van a tachar de que son producto de nuestra “debilidad”.
Tenemos miedo de salir a las calles y no volver a casa.
Tal parece que el miedo es una parte del precio a pagar por llegar algún día a una verdadera libertad de género.
Tenemos miedo de que nos violen, nos maten, nos difamen, nos griten, nos agredan, las propias mujeres que están supuestamente en el mismo camino que nosotras.
Ha surgido una iniciativa en la que las empresas ofrecen “santuario” a los hombres y mujeres que padecen violencia, cuando salen a la calle. Con el hashtag #niunamenos ofrecen a las mujeres acompañarlas hasta que el episodio de miedo haya pasado.
¡Qué feo que no podamos desarrollarnos en todo lo que nos gusta!

GORDITOS Y BONITOS
En esta semana que pasó, se tuvieron nuevos casos de mujeres víctimas feminicidio, y por primera vez recomendaré lo peor que mis ojos pueden leer: cuidémonos entre todas.
Cuidémonos defendiendo de las agresiones y concientizando a las mujeres violentadas.
Es una necesidad básica estar vivas, no duden en ayudar aunque no nos pidan la ayuda, ya no estamos para protocolos. Hoy urge dejar de tener miedo.