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Martin Acosta Al tiempo
Martin Acosta

Al tiempo

Martín Acosta Pacheco

Antes, acudir a una sesión del Congreso del Estado, para quienes las cubrimos para los medios de información, era interesante, los debates en la mayor de las veces eran de altura, pero en la actual legislatura algunos de los diputados lo han abaratado y utilizan la máxima tribuna del Estado para sus frustraciones y ocurrencias con la única finalidad de generar polémica que los haga tener presencia en los medios y victimizarse.

Ahora, acudir a una sesión del Congreso, es desesperante por la gran cantidad de intervenciones, en el punto de asuntos generales, donde únicamente, insisto, se busca un protagonismo insultante, en otras ocasiones hasta para mandar felicitaciones a sus familiares por hacerse cargo de sus negocios mientras estaban en campaña.

En verdad que por, mucho, el grueso de las bancadas legislativas, se mantienen en una línea de respeto, mesura y de trabajo legislativo, no así algunos de sus integrantes, pero vayamos caso por caso, en la del PAN hay una legisladora cuya única finalidad es denostar las obras del gobierno estatal, critica sin propuesta coherente, fustiga y se erige como una experta en obras viales, de ingeniería civil, economista, etc., pero el 95% de sus intervenciones son para insistir en los mismos temas, pero no comenta los yerros y la inacción del gobierno municipal, entendible, pues es de su mismo partido.

En Morena, hay dos casos, uno de ellos es la defensa a ultranza con argumentos hasta cierto punto infantiles de todo lo que pueda raspar al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, no presenta iniciativas propias, y las escasas que ha puesto a consideración son las que se elaboran en conjunto y se le asigna para que suba a leerlas.

Otra de las diputadas morenistas, es el ejemplo claro de quien está en contra absolutamente de todo, para la que nada está bien y que por indicaciones ajenas, ni siquiera por convicción propia ha votado hasta en contra de su propio partido, pues representa los intereses de uno de los dos grupos, el radical, en el que está segmentado ese partido de donde emanó el actual mandatario nacional.

Sin embargo, hay otros, uno de ellos el independiente, que con gritos que lastiman los órganos auditivos, manoteos y una actitud totalmente agresiva trata a como dé lugar de obligar al resto de los diputados a pensar como él, es el clásico peleonero, esa imagen de un diputados que ya pasó de moda, con sus actitudes bélicas que luego las trata de disfrazar como el que llama a la cordura, y eso lo exhibe aún más de lo que ya está.

Por último, está uno de los dos petistas, el que sube a responder de todo y por todo y a todos, que es capaz de utilizar, como lo ha hecho, hasta en cinco veces la tribuna legislativa para tratar de decir mucho, pero en realidad no decir nada, o reiterar en lo mismo que al principio, una auténtica pérdida de tiempo que hace que las sesiones tarden mucho más y que no abonen absolutamente nada.

Por otra parte y pese a ello, la conducción del trabajo legislativo va por buena vía, la capacidad de consenso, de cabildeo, de dialogo que ha demostrado el presidente de ese órgano se palpa en la gran cantidad de dictámenes aprobados por unanimidad y por apabullante mayoría y denota que aún con las actitudes radicales de dos que tres diputados, finalmente se avanza en leyes que benefician a la colectividad campechana.

Así, las versiones que apuntan a un cambio en la presidencia del Congreso del Estado, y que colocan a su actual titular en otro cargo, se disipan tal y como aparecieron, pues su labor está más que probada y mantiene el avance del Poder Legislativo por el camino adecuado de resultados en favor de los campechanos. Al tiempo.