R E F L E X I O N . . . A N D O
GASPAR ARIEL HERRERA FARFAN
Cuentan los abuelos que hace muchos años existía una palabra, tan grande que no cabía en la boca de muchos, pero tan hermosa, que adornaba por si mismo familias enteras que vivían con el orgullo de su posesión.
Esa palabra era RESPETO.
Y los ciudadanos como Maestros y los Maestros como verdaderos educadores compartían la hermosa responsabilidad de formar ciudadanos, que se convertirían en el orgullo de ellos mismos, de su familia y de su comunidad; pero…
¿cuándo se rompió esa sólida alianza dejando al descubierto una sociedad diferente y completamente a merced de una nueva ola de seres que descubrieron el talón de Aquiles y pusieron a su merced y servicio a sus propios padres?,¿a sus atemorizados maestros?, ¿a sus compañeros y a la sociedad en general?
¿Desde cuando las leyes se pusieron de parte de la delincuencia dejando en la indefensión a la ciudadanía?
¿Los derechos humanos son solamente para los asesinos porque los muertos ya no se pueden defender? Es triste dormir con el Jesús en la boca y despertar con el grito de “protégeme de tus bestias y de todos tus demonios Señor
Dignidad, orgullo, patria, amor, esperanza y fe; palabras que se convulsionan siendo asesinadas por la honestidad corrompida, la inteligencia manipulada y la verdad escondida en el oportunismo de encerrar a los valores en el baúl de la inexistencia, que aunque se tenga enfrente, se tiene el temor de encontrar.
Es evidente que corresponde a toda la sociedad hacer el ,esfuerzo del cambio, y a la escuela en especial, servir de guía, pero la base fundamental se encuentra en la familia, que no solo viva y deje vivir, sino que viva, proteja, enseñe y guíe , con ejemplos y fundamentos que permitan la diaria reflexión , para la coexistencia social.
Sirva esto para ir contribuyendo a la verdadera educación en valores de igualdad que habría de girar en torno al eje de las corresponsabilidades que involucran a uno, y que responsabilizan a todos.
“El que educa a un hijo en la razón, garantiza a un ciudadano en la conciencia y en la libertad”, claro, con la enorme visión de que se integrará positivamente entre las diferencias que hacen y proyectan la personalidad individual.
Todos estos desajustes colocan entonces a la escuela en una dinámica difícil o cuando menos muy diferente a esa escuela llamada tradicional, de hace cincuenta años, la cual era un verdadero espacio privilegiado de encuentro y colaboración, en donde se definían y defendían todos los roles sociales y no había contemplaciones a la hora de educar porque era la perfecta trilogía reconocida y aceptada, que giraba en torno a los alumnos y a los métodos, y que estaba constituída por maestros, alumnos y padres de familia. ¡Toda la sociedad unida en el hecho educativo!
Todo cambio implica un riesgo por sus consecuencias, pero solo el que no arriesga no cruza la mar, luego entonces ¡fuera el intento de reconstruir para construir nuevos valores y modelos que logren la transformación social en la satisfacción de estarlo haciendo todos!
Algo se podrá hacer, no sé, tal vez tú, yo, nosotros ¡todos juntos!, para crear una historia nueva con un cuento de luces, en una leyenda que genere, no héroes anónimos sino que borre la historia, cuento o leyenda.
garihefa@hotmail.com