Eclosión de letras
ROSELY E. QUIJANO L.
Hay autores, como Agustín Monsreal, que con el corpus de su obra literaria nos ofrecen un boleto para adentrarnos en su universo de palabras que llevan una marca indeleble con su estilo único e inconfundible. Maestro de la palabra, Monsreal transita por diversos géneros literarios y periodísticos, su trayectoria se distingue por la excelencia de sus letras, muestra de ello son una producción vasta de publicaciones, diversos premios obtenidos, e incluso algunos que llevan ya su nombre.
El universo Monsreal tiene como bandera la brevedad y en ella sin embargo caben infinitud de interpretaciones y de ventanas a otras posibilidades, a otras galaxias. La minificción que con gran maestría ha cultivado, como pocos, en sus propias palabras es “una casa de puertas abiertas, un rasgo de la inteligencia y una cicatriz luminosa en la memoria del lector”.
Curiosamente, para hablar de la obra del maestro Agustín se necesitaría la inteligencia y la luminosidad que él posee para en pocas palabras decir lo mucho que significa su obra. Así que he de advertirle al lector que este espacio breve desde donde escribo será poco para expresar con total exactitud lo que como lectores podrán encontrar en cada uno de sus libros.
Dueño de la palabra, tanto en sus minificciones, cuentos o poemas la exactitud de un relojero suizo, como lo describen, se despliega en cada una de sus páginas, en cada microcosmos que construye en cada línea, párrafo o en cada verso.
Difícil e inútil será para el lector después de entrar y conocer el universo monsrealiano intentar decidirse por alguno de sus libros o inclinarse por su prosa o su poesía. No es necesario, en realidad uno disfruta desde leer unas pocas líneas de sus grandiosas minificciones, hasta sus poemas también breves que encapsulan en pocas palabras toda la esencia de la vida y la inevitable presencia del amor. Sugeriría tres destinos importantes del universo del autor “Los pigmeos vuelven a casa”, “Minificciones. Antología personal” y “Amores de nunca acabar”. Por supuesto existen muchos más porque este universo está constantemente renovándose y expandiéndose con cada nuevo libro que nos ofrece. Sin duda, me detengo muy a menudo en mi destino favorito de este universo:
“Amores de nunca acabar”, un libro para leerse y releerse todas las veces que sea necesario, es cuatro libros en uno que ofrece múltiples posibilidades de lectura.
Nunca se acaba con la última página ni con el último verso, se lee de tantas formas como el lector desee y en todas las formas posibles encontrará una llama que se mantiene encendida aun cuando cerramos el libro y que nos hará regresar irremediablemente a él porque Monsreal parece decirnos en cada uno de sus libros, pero en éste en especial, donde sí literalmente lo dice: “/Aquí está mi corazón/ mal puesto y todo/ pero es tuyo, para ti/ te lo regalo/”.