Facebook: Desinformación y negocio

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Eduardo Arévalo

Desde la Calle

“Nadie fuera de Facebook sabe lo que ocurre adentro” (FrancesHaugen/Ex empleada de Facebook)

La difusión de noticias falsas y desinformación se remontan a tiempos ancestrales con el fin de provocar ciertas actitudes en la población, contando con casos de desenlace funesto como los producidos por los “Protocolos de los Sabios de Sión” o lo ocurrido contra los judíos bajo el nazismo alemán.

El Senado de EUA escuchó hace un par de días, una fuerte revelación que confirma las repetidas sospechas sobre el gigante del internet: Facebook.

La ex directora de la compañía en el área de información, F. Haugen, rindió una valiente declaración detallando una perversa práctica al interior.

Las situaciones anteriores se relacionan, pues recuerdan que el comportamiento del hombre, en su mayoría acrítico, temperamental y pasional por naturaleza, es fácilmente manipulable si se alimentan sus creencias o se refuerzan sus posiciones, induciéndolos a actuar a conveniencia.

Lo destacable del reciente episodio de Facebook es la confirmación de que la propagación de noticias falsas, campañas de desinformación y bulos, son impulsadas desde la misma empresa. La generación de millonarias ganancias y la división social, van de la mano de este nocivo comportamiento.

Lo serio y preocupante del asunto en cuestión es el control amasado por el corporativo, que ha extendido su presencia a casi la mitad de la población mundial, convirtiéndose en un poder blando que con laxas normativas podría representar una seria amenaza para nuestros sistemas democráticos.

La ausencia de normas, entramados legales y verificación desde los Estados hacia esta empresa, podría coronar a la plataforma como un nuevo “príncipe”, desprovisto de principios y consideraciones éticas, que desde lo referido por Haugen, “privilegia las ganancias” por encima de la verdad o información real.

El tema se agrava aún más, al reconocer desde dentro , la posibilidad de modificar su algoritmo para contener la información falsa y sus efectos adversos, debido a que las ganancias y el efecto de divisón social, especialmente en las generaciones más jóvenes, dejarían de percibirse.

La llamada de atención en primera instancia es para la ciudadanía alejada de la razón, a los gobierno para poner un alto a esta peligrosa práctica y principalmente para la compañía por el nocivo cinismo con que actúa.

Facebook torna la democracia en nuestra contra, volviéndonos sus rehenes.