Las gordas también…
Karla Sansores
Si me pidieran recordar ahora las cosas buenas que mi padre ha hecho por mí, se sorprenderían de los pocos recuerdos que tengo. Muchos de ellos, fueron anécdotas construidas por mi madre.
Pienso a veces que la idea de “padre” en mi cabeza, siempre ha sido una utopía que creó mi mamá para que no sintiéramos la falta de amor de quien presuntamente, por ser partícipe de tu existencia, debería de amarte.
En este México tan machista, con estos cánones del pare proveedor y ausente de la casa, “preocupado” por el bienestar de la familia y al mismo tiempo negado a externar sus emociones con sus hijos, realmente, no se tiene una verdadera figura del padre.
Un padre en México, es aquél señor al que hay que respetar y hablarle de usted, que solo lo ven en fines de semana y que al llegar del trabajo, hay que rendirle cuentas de lo que se hizo todo el día.
Es desafortunado que no puedan disfrutar de su familia como quisieran, las masculinidades en México están muy lejos del alcance del hombre y muchas veces, no es porque no quiere llevarlas a cabo sino que hay todavía muchos prejuicios sobre lo que deben o no hacer los varones para “demostrar” su hombría.
Las nuevas masculinidades a las que deben afrontar los hombres, radican en un papel de compañerismo con las mujeres, y los papás que nos tocaron no estaban todavía en condiciones de conocer estos nuevos roles.
Tuve un padre que era obligado (sí, obligado) por ella para pasar tiempo con nosotros y, en esos momentos de obligatoriedad, es donde nacieron los “recuerdos bonitos”: los cuentos en la noche, algunas salidas a pasear a la lucha, el box o el béisbol, los regalos de Navidad.
Pero también los malos, como cuando por ser obligado a cuidarme cuando estaba enferma casi me asfixia con las pastillas y el agua, olvidarnos a mi hermana y a mí en la escuela. No es que lo justifique, lo entiendo, nadie de esa época fue preparado para comportarse a la altura de la familia.
No supieron ser padres y a diferencia de las mujeres que tuvieron que aprender, ellos no han tenido esa libertad de ser hombres sin prejuicios, ejercer su masculinidad con libertad.
Quizá si seguimos por este camino en la búsqueda de la igualdad, de la equidad y la paridad, dentro de poco los matrimonios y las paternidades jueguen un papel muy bonito e importante para la salud de la sociedad, una sociedad más consciente, amorosa, cuidadosa con el medioambiente, igualitaria, respetuosa y sin odio. ¡Parece un sueño!
El mismo sueño que tuvo mi madre de que tuviéramos una infancia y una vida exitosa. Ella es la que sí ha sabido ser padre, la que nos dio las herramientas para ser los adultos que somos, las mujeres que somos.
Nos dio estudios, libros y arte, amor, fuerza, dignidad, nos enseñó a ser honrados, trabajadores (en exceso) y en la medida de lo posible, justos.
Hoy que es el día del padre, además de felicitar a los papás, felicito a mi mami, no por ser padre y madre a la vez, sino porque al igual que muchas mujeres en México, ella… es mi papá.