R E F L E X I O N . . . A N D O
GASPAR ARIEL HERRERA FARFAN
Esta semana en especial, trae un cúmulo de emociones que se detienen a hurgar en recuerdos y pensamientos, en vivencias y sentimientos, en detalles de crecimiento y desarrollo, y al final, en esa conclusión que a cada milagro diario de la existencia, sigue sin respuesta que abra puertas y permita la entrada de la luz: “¿porqué es tan difícil sentir amor cristiano los unos por los otros?” Sociedad heterogénea que se pierde en religiones de cuatro paredes, con vivales que interpretan letras y encaminan emociones buscando errores, generando odios y alimentando rencores que hacen más difícil quitar el humo que impide la visibilidad de la enseñanza y el aprendizaje; la clave se encuentra en la aceptación, no en el entreguismo y la manipulación, para aprender a convivir y como consecuencia vivir, con aquellos que no comparten nuestras creencias, valores y obligaciones , respetando los diversos convenios de la coexistencia.
Por ello no hay que relacionarse tan solo con aquellas personas con las que se comparten sus creencias y así desarrollan sus prácticas; hay que ser humildes, pero no abandonando los compromisos con la verdad, la comprensión y la razón, que al final es la que alimenta gratamente los valores y la grandeza del ser humano, la eterna batalla entre la verdad y el error en la que no existe un punto medio. A diario hay enfrentamientos contra conductas dudosas, que hacen mundano el perol de los valores, que a pesar de verlo hervir en ese aceite quemante, se ignora, se califica lo ajeno, pero no se toma como argumento pedagogico que sirva como enseñanza significativa, sino como accidente que se intenta evitar siguiendo ese ley popular hecha con el fin de facilitar todo, sin generación de problemas: “para vivir hay que aprender a ver la paja en el ojo ajeno, sin hacer caso a las molestias que ya casi ocasionan la ceguera personal”.
Cuaresma, filantropía ocasional, y lo mejor, la preparación de la siguiente etapa de la moda en que se ha convertido la vida para jamás estar fuera del encuadre de la cámara pública sin más restricciones que las permitidas por la “sociedad” y sin más culpas que se expían para prepararse a mejorarlas y perfeccionarles como una Ley natural que hay que hacer para ser normal entre las libertades de expresión. Religiosas, y de acción común que, se aplaude, se critica, se califica, pero se vuelve a aplaudir, y así, por los siglos de los siglos.
Las leyes pueden prohibir la conducta, pero el hombre evita su aplicación justa y dimensionada; en nombre del bienestar se prometen víboras de brillante y colorida piel que al final muerden y asesinan las confianzas colectivas; en nombre de un ser con una vida llena de ejemplos y parábolas como las mejores enseñanzas para alinear ejemplos y enderezar árboles torcidos, se manipula la fe y se alimenta la corrupción y la falsedad, al enfrentarse los líderes, que hasta de ello, han sacado beneficios personales y se burlan de las rodillas calcinadas, las mentes clausuradas y de los golpes de pecho que seguirán siendo ese signo de resignación humana.
Para ser ejemplo de civismo hay que ser honesto consigo mismo, para ser ejemplo de valor hay que atreverse aunque duela, a romper la coraza de la indiferencia para entender porque “EL AMOR Y EL REBAÑO SON SACRIFICIO Y DOLOR.
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