Madonna canta con su hijo

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Para recibir el año nuevo, Madonna y su hijo David Banda ofrecieron un pequeño concierto en el bar Stonewall In ubicado en el barrio de Greenwich Village en Nueva York. La Reina del Pop llegó con un atuendo negro, cadenas, un moño plateado en la cabeza y tacones altos; inmediatamente comenzó a bromear con el público. “Quiero decir que nunca que actuado en un escenario tan pequeño”, indicó entre los aplausos de los presentes.
Durante su presentación, Madonna reafirmó su compromiso con la comunidad LGBT y destacó sus esfuerzos contra la discriminación y la indiferencia.
“Estoy aquí con orgullo en el lugar donde comenzó el orgullo, el legendario Stonewall Inn, en el nacimiento de un nuevo año. Nos reunimos esta noche para celebrar los 50 años de revolución”, indicó.
Tras el breve discurso, la cantante interpretó temas como “Like a Prayer” y “Can´t Help Falling in Love”, un cover de Elvis Presley mientras su hijo la acompañó en la guitarra.
Hace una semana, cuando se anunció que Madonna sería la embajadora del bar Stonewall Inn durante las celebraciones del 50° aniversario del lugar, la gente comenzó a sospechar que algo bueno iba a pasar en breve. El lugar, ubicado en el barrio Greenwich Village de Nueva York, fue la base en donde nació el movimiento LGBTQ, en 1969.
En la mañana del 31 de diciembre algunos rumores indicaban que la reina del pop iba a pasar por allí, y así lo hizo. Minutos después de la medianoche llegó para dar un
discurso e interpretar dos canciones, acompañada por su hijo David Banda en guitarra.
“Quiero decir que nunca he tocado en un escenario tan chico”, dijo mientras el público vitoreaba antes de ponerse seria.
“Me paro acá orgullosa en el lugar en donde empezó el orgullo, el legendario Stonewall Inn, en el nacimiento de un nuevo año. Estamos juntos esta noche para celebrar 50 años de revolución y de esfuerzo para erradicar el odio, la discriminación y por sobre todo la indiferencia. Nunca olvidemos a aquellos que se pusieron de pie y dijeron basta hace medio siglo”, continuó.
“No se imaginan lo feliz que estoy de volver a casa en Nueva York, en donde los sueños nacen y reviven, en donde estoy orgullosa de decir que mi camino como artista comenzó, y mi compromiso para la igualdad de las personas tomó raíz. Si nos tomamos el tiempo de conocernos los unos a los otros encontraríamos que todos tenemos la sangre del mismo color y todos necesitamos amar y ser amados”.
“Tomemos un minuto para reflexionar sobre cómo podemos traer más amor y paz en el 2019, busquemos formas de hacer pequeños actos de solidaridad. A lo mejor encontramos una forma para dejar entrar la luz. ¿Están listos para hacer esto?”, culminó Madonna mientras el público gritaba y aplaudía.
Luego, mientras hacía reír al público, incentivó a los presentes a cantar junto a ella “Like a Prayer” y “Can’t Help Falling in Love”, de Elvis Presley, para cerrar así una noche mágica e inesperada para los que se habían acercado al bar de Greenwich Village.