Elizabeth Terrazas
Con un total de siete actividades de fomento y promoción de la lectura, el Gobierno del Estado, a través de la Secretaria de Cultura celebró ayer el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor.
La sede de la celebración fue la Biblioteca Campeche, que bajo la dirección de Gabriel López Martínez, personal de recinto y un equipo de colaboradores, se encargaron de hacer saber a los campechanos sobre la fecha conmemorativa.
Como primera actividad, a las 10:30 horas, inició la Exposición y Feria de Libros, que se prolongó hasta las 18:00 horas, con participación de dos conocidas librerías de la ciudad.
A la misma hora, pero hasta las 19:00 horas, se llevó a cabo “Tendedero de pensamientos, frases célebres y refranes”, una actividad interactiva en la que tomaron parte los usuarios y visitantes a la Biblioteca Campeche.
La dinámica consistió en realizar carteles, dibujar o escribir las frases que más les han gustado de un libro, propias o de algún personaje reconocido e incluso dicho de la sabiduría popular.
De 11:00 a 18:00 horas, en la Sala de Lectura Digital, la Biblioteca Campeche puso a disposición la escucha del audio cuento “Marina y el pirata”, de la conocida escritora Silvia Molina.
Otras actividades interesantes fue el Círculo de Lectura a cargo de Laura Canché Yah, que compartió la obra “Los abuelos, una tradición con muchos huesos”, a las 11:15 horas, en la Sala de Consulta General; y por la tarde la Lectura en voz alta de la poesía “U Si’ipitenMatsil” o “Que me perdone la ciencia”, del escritor de lengua maya Eleazar Caamal Caamal.
Y para cerrar, a las 18:30 horas, la lectura de los cuentos “El águila y la tuza”, “Lass bombas: chachalaca y la X-Manuche”, a cargo de Blanca Oliva Pech Flores y Rosa María Aguilar Puc.
A los festejos por el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, también se sumó la Biblioteca Pública Central “Lic. Francisco Sosa Escalante”, donde se llevó a cabo la actividad “Siembra de libros”.
Rosa Angélica Preve Quintero, directora de la institución, explicó que la dinámica consistió en dejar “abandonados” libros en sitios públicos, principalmente las plazas del Centro Histórico y de barrios tradicionales aledaños, una serie de libros.
Cada libro, detalló, llevaba una consigna, el deber ser leídos y al cabo de esa misión obsequiarlos a quien esté interesados y decirle que continúe la cadena de lectura.
Precisó que fueron más de una treintena de libros los que se distribuyeron por espacio de una hora, y que la dinámica resultó un éxito para muchos transeúntes y visitantes a las plazas de la ciudad.
Cabe destacar que todas las actividades que se realizaron fueron gratuitas y abiertas todo público.