Israel Navarro/México
Elba Esther Gordillo Morales rompió el silencio. Está de vuelta. Atrás quedaron los vestidos Chanel, los zapatos Prada, las costosas bolsas Louis Vuitton y los accesorios de la exclusiva tienda departamental Neiman Marcus.
También se alivió de los achaques que la aquejaron durante un lustro, que orillaron a las autoridades a mantenerla en el penal de Tepepan y más tarde en prisión domiciliaria.
Elba Esther regresó al escenario público sencilla, solemne, pero firme, histriónica y amenazante: “Recuperé la libertad, y la reforma educativa se derrumbó”.
En punto de las 11 horas, la ex lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación apareció ante los medios de comunicación. Su presencia desató los aplausos de los maestros que llegaron hasta el hotel Presidente InterContinental de Polanco.
Comenzó su discurso describiendo una imagen, la suya, la famosa fotografía en la rejilla de acusados del Reclusorio Oriente. Apenas le echó un vistazo, no quería verse ni recordar lo que fueron los cinco años, cinco meses y siete días que estuvo presa.
Siguió con sus palabras y dejó mensajes, lecciones para todos, como para quienes la acusaron de delincuencia organizada y lavado de dinero. Didáctica, mostró la toca penal 156/2018, en la que el primer tribunal unitario en materia penal del primer circuito la absuelve de los delitos que le endilgó el gobierno federal. La elevó para que todos la vieran y supieran que “soy inocente”.
“Lamento también que algunas actitudes que se me atribuyen hayan contribuido a que fuéramos un blanco fácil: un chivo expiatorio al que se le culpó de todo, pero sobre todo lamento que quienes debían defenderlos no lo hicieron y nos traicionaron”, expresó.
También reprochó a quien desde la SEP “gastó dinero de la educación en publicidad de la reforma educativa, en vez de invertirlo en capacitación para los docentes”.
A los que la “traicionaron” y “dejaron en ruinas” su gremio también los señaló y los castigó públicamente: “El SNTE ha vivido una larga y compleja historia, pero nunca antes se había enfrentado a la autodestrucción como resultado de la abyección. En cada rincón de México, en cada escuela se percibe una crisis gremial”.
La maestra también dejo mensajes a quienes la apoyaron. Ahí estaban su nieto René Fujiwara, su yerno Fernando González y su operador y brazo derecho, Rafael Ochoa. ¿Por qué la importancia de estos personajes? Porque participaron activamente en la campaña del presidente electo Andrés Manuel López Obrador.
“El mundo y el país están inmersos en una profunda transformación y hemos recibido una gran lección ciudadana. Lo que viene a plantearse con cuidado, sin obsesiones y sin odios, sin rencores por el pasado y pensando en el futuro, trabajando siempre por el bien de la patria. El pueblo y todos debemos estar a la altura de esta nueva etapa de la historia de México”, afirmó.
Durante el discurso, un grupo de maestros afines no quería perderse la imagen del regreso, deseaban una foto, un recuerdo de este momento, por lo que dieron portazo al salón Castillo del hotel.
Pero en la calle un grupo de presuntos docentes se manifestaba con cartulinas de colores y la misma caligrafía exigiendo a Elba el destino de las cuotas sindicales.
Apenas 11 minutos con 55 segundos de discurso y la maestra dejó claro que está de regreso, que peleará por la educación y por los maestros de México, y que “esta guerrera está en paz”.
Milenio Diario