Preguntarle a los ciudadanos su opinión para que el gobierno decida está aumentando por todo el mundo pero los resultados de consultar “al pueblo” y aún más, su impacto, dependen mucho de la participación activa de los ciudadanos y esto no siempre se cumple, pero es un riesgo que están tomando los países y México quiere bajar a torear el tema.
En los últimos días se ha generado un intenso debate nacional sobre la manera en que los gobernantes deben tomar las decisiones de temas “trascendentes”, de alcanzar un proceso donde realmente la ciudadanía sea escuchada y se permita una mejor relación de complementación entre las personas y sus gobernantes.
Sin duda -y aunque a muchos no les guste- nos encaminamos a un nuevo régimen en México, un cambio radical de la “política hecha a la mexicana”, el nuevo gobierno piensa que preguntarle a los ciudadanos es bueno y que “lo que decida el pueblo sabio” es legitimar sus decisiones; para ello, desde el 2012 se plasmó en la Constitución la herramienta de consulta ciudadana.
Estoy a favor de este mecanismo, creo que fortalecer la participación de los ciudadanos es vital en nuestra frágil democracia, pero también creo que es un proceso que no está exento de jugarretas y hoyos, resulta ser un proceso susceptible del humor del Ejecutivo, del ambiente social, de las coyunturas políticas y la desconfianza de los que acechan el poder.
Pienso que la consulta ciudadana se enfrenta a varios problemas en su principal activo, una sociedad desinformada, el perfil del ciudadano que es más emocional que racional. De ahí que, ciudadanos como Sergio Mayer lleguen a la Cámara de Diputados o que diputados se pongan a chapear- es decir, no están informados sobre lo que votan. El ejemplo a seguir en esta práctica es Suiza, algunas regiones de Estados Unidos, Alemania y recientemente España. Suiza desde 1970 les pregunta a los ciudadanos, llevan más de 800 consultas, pero en estos países avanzados la participación ciudadana supera el 40% de su electorado. La consulta en Madrid alcanzó el 8%. Aquí está el problema. El ciudadano tiene el derecho que su opinión sea escuchada pero no la obligación de votar si el tema no le interesa. El artículo 6 de la minuta de la Ley Federal de Consulta Popular dice que para que se realice esta, debe haber un tema “transcendente” y a reserva del criterio de la Suprema Corte para definir “transcendencia”, entiendo que el núcleo de preguntarles a los ciudadanos es un interés genuino.
Debe haber un problema real, que presente una solución creíble, deberá ser un tema de intereses de la mayoría y no del Presidente en turno para legitimar sus pretensiones políticas, debe alcanzar una participación del 40% para que se válida, de lo contrario sólo será un desgaste de la energía política de los ciudadanos.
Hoy nos presentan el tema de la continuidad o cancelación del nuevo aeropuerto en la capital del país. Tema que a mi juicio no debería ser puesto a consulta popular, pues, el gobierno entrante tiene toda la información de que se trata de una obra “corrupta”, de ser así es facultad del Presidente cancelarla, investigar y castigar a los presuntos responsables, pero a capricho quieren legitimar sus decisiones con lo que diga el pueblo sabio. ¿Si se hace la consulta popular cuánta gente votaría? ¿Usted cree que grupos de mucho dinero no intentarán influir en la redacción de la encuesta y sus resultados para verse beneficiados?
Concluyo con una reflexión política y personal. Escuchar a los ciudadanos a través de este mecanismo es para fortalecer la democracia mexicana, aunque presiento que será usada a conveniencias del poder en turno. Además de que, es cuestionable ya que tenemos una democracia representativa. ¿O lo que se les paga a los legisladores federales no cuenta?
Deberá buscar el equilibrio entre lo deseable y lo posible. Creo que en la medida en que nos expresemos se irán tomando decisiones y corrigiendo otras, por lo pronto ¡Que nos pregunten! Sí, que nos pregunten si queremos a Manuel Bartlett, a Gerardo Fernández Noroña, si queremos constitución moral, si queremos que regrese Elba Esther, el Tren Maya, si nos estamos portando bien, si se bajan el sueldo los políticos, que nos pregunte donde va la refinería, si queremos amnistía para políticos corruptos, si Belinda canta bien o no ¡Que nos pregunten!