Las gordas también…
Karla Sansores
Octubre huele a gremios,
a timbales y pólvora,
a mes fiestero.
En el atrio de la iglesia
ofician misa los almendros.
Yo comulgo con su vegetal ideología.
desde algún lugar
contemplo la risa pirotécnica
de la gente. Octubre
es más que una flor abierta en luces
el abandono de una casa,
los cien voladores de júbilo,
es la fugaz fascinación
por los colores y el ruido
que opacan el murmullo
de la sangre que nos cruje
y nos recuerda que bajo la piel
vive campante, la muerte.
(Octubre en mi tierra, Cócom, Elmer. 1974)
Este es el bello poema de un autor del Camino Real, específicamente de Calkiní, de donde conozco ya varias voces que llenan las páginas de Campeche de poesía.
Elmer Cocom Noh no solamente se ha dedicado a hacer poesía, pues bien sabemos que de escribir nadie vive. Mucho menos en nuestro estado. Ha hecho de su vida un trabajo glorioso: es docente.
Y encontré este poema en uno de los libros de su autoría, hermosas frases para describir el mes de octubre en Campeche y es que, desde hace muchos años, es el mes en el que nos sentimos orgullosos de nuestra tierra.
Los demás días despotricamos contra ella, contra el calor y el mar que no sirve para nadar. El calor y los seis meses de lluvia de la temporada. Y los huracanes y “nortes”.
Y la falta de trabajo, la pobreza, las vecinas chismosas y aquellas que igualan tus ideas. Y pudieran decir: este es Campeche, señores. Con todo lo negativo.
Pero al menos una vez al año, sacamos nuestros trajes que imitaron el paso de la Emperatriz por el Camino Real. Con las blusas a blanco y negro de las flores de cebolla o los coloridos dechados que podemos apreciar en las blusas bordadas.
Y al final del mes, ya estamos arrancando para tradiciones pre colombinas como el d{ia de comer pibipollo con la familia.
Cuando llega un extranjero o visitante nacional, nos olvidamos de los “males” para presumir nuestra cochinita pibil, el pan de cazón, los panuchos infladitos, el frijol con puerco y el relleno negro. ¡Claro! No me olvido del coctel de camarones con su michelada frente al mar.
¡Es hermoso! Campeche, el terruño añorado de quienes se fueron y extrañan sus 40 grados de mediodía. Porque así es la madre tierra que nos vio nacer: es el mejor lugar para vivir, el más tranquilo…el más idealizado.
Y en letras, es la tierra con olores y sabores que se tornan en coloridos retratos y románticos versos. Octubre que es el mes de Campeche, se convierte en el mes que más queremos.
¡Bendito suelo! ¡Bendita su gente! Hasta las vecinas chismosas son diferentes a todas, porque hacemos honor a la referencia de “campechano”, la paz nos va ganando y nos lleva a ser tan apacibles como nuestro mar, que en vez de mar, parece lago.
Y son todas las pequeñas cosas de Campeche que llevan a nuestros paisanos a ser poetas, prolíferos en letras y ritmo, que hablan del mismo lugar que todos amamos. ¿Usted, qué nos puede decir de su Octubre de Campeche?