1986, 1999, 2018: UNAM

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“El acto instituye la conciencia”, expresaba un graffiti en Nanterre durante el mayo Francés. Al igual que el 68 mexicano, ambos movimientos han tenido como punto de partida y organización sus centros universitarios.
A escasos días de conmemorar el movimiento del 68 en México, la voz de l@s universitari@s se alza de nuevo en un contexto con puntos similares de coincidencia. Lo anterior lo confirma el movimiento estudiantil que se manifiesta en nuestra máxima casa de estudios: la UNAM.
Las huelgas de 1986 y 1999 fueron consecuencia del intento de reformas en el pase automático de las preparatorias pertenecientes a la UNAM y el aumento de las cuotas de pago, promovidos por los rectores Carpizo Macgregor y Barnés Castro, respectivamente.
La resistencia de l@s universitari@s constituyó el Consejo Estudiantil Universitario (86) y el Consejo General de Huelga (99).
La actual, se inicia por la demanda en el mejoramiento de condiciones académicas y la restitución de murales retirados en el Colegio de Ciencias y Humanidades de Azcapotzalco. Después de lograr la renuncia de la directora de dicho colegio, la movilización ha adherido otros centros de estudios de la UNAM concentrados frente a Rectoría.
La injerencia de grupos de choque ajenos a la universidad el pasado lunes 3 de septiembre, ha llevado la protesta a un escala mayor con demandas de cumplimiento del cuerpo de profesores y en especial de mayor seguridad al interior de las diversos instalaciones, pues son conocidos los casos de jóvenes que han sido asesinadas en las inmediaciones.
El punto central de conexión de los tres movimientos parece ser claro, el avistamiento de tiempos de cambio político y social, a los que la juventud universitaria por su naturaleza crítica no debe permanecer en simple expectación. La universidad ha sido y es, la conciencia crítica del sistema.
Es importante dimensionar que lo aquí referido, es la dimensión de los centros de estudio como el cúmulo de la pluralidad de ideas y generación de conocimiento.
Es posible encontrar referentes de su resistencia al control y supresión, desde la fundación de la Universidad de Cambridge en el s. XIII por estudiantes que huyeron de Oxford después de conflictos con las autoridades.
En el nuevo escenario político que generó una nueva correlación de fuerzas y con poco equilibrio republicano, al menos en la praxis, éste será el reto de la universidad en su conjunto: la resistencia a la cooptación oficial por el nuevo bloque hegemónico.
También lo será su permanencia como conciencia crítica capaz de señalar fallas y generar deliberación con sustento científico para proponer soluciones.
Lo movimientos estudiantiles de la UNAM parecen convertirse en regla y síntoma de que el cambio político debe incluirla o se volverá en su contra.
La defensa por la autonomía admistrativa y política, es el reto de la universidad y de l@s universitari@s.