Karen, desaparecida

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Las gordas también…
Karla Sansores M.

Durante casi 3 años estuve exclusivamente dedicada a la sección policiaca, durante los primeros meses, te impactan los suicidios, los muertos, los accidentes, los hechos delictivos, sin embargo, cuando ha pasado algún tiempo, empiezas a “agarrar callo” y esa información pasa a ser casi tan monótona como un informe de salud o de política, en la que no hay sentimientos, todo pasa a ser un tercer plano, en el que no te afecta sentimentalmente el dato que has leído.

Sin embargo, uno no deja de ser humano y de tener sentimientos y empatía con quienes están en desventaja, entonces, hay casos que te quedan en el corazón para toda la vida, les voy a contar dos:

¿Recuerdan a Samuel Macgregor? El chico asesinado por unos “amigos” solo por un capricho de celos. El hijo de una madre, el nieto de una abuela que sufren al saber que jamás va a volver a casa. Un muchachito apenas empezando la preparatoria, la juventud, la vida.

Recuerdo que me pasaron una fotografía física (algo que es ahora muy raro con tanta tecnología), entonces, tuve que escanearla y convertirla en un archivo para el sistema. Era una de esas fotografías grupales, de un partido de básquetbol. Se apreciaba el rostro de Samuel entre más de una docena de sus compañeros.

Tuvimos que escanear, hacer un recorte y una ampliación, rezando para que a la hora de que se imprima se viera lo suficientemente clara. El tiempo que empleé para esa situación y elaborar la nota, me hizo decir: “Ojalá y se haya ido con una chiquilla a pasear”. Un par de días después, apareció su cuerpo semi enterrado y se desató toda la historia que muchos ya conocen: fue golpeado, secuestrado, asesinado por unos “cuates”.

La otra es la de una chica cuyo nombre se quedó conmigo para siempre, así como su fotografía que, aunque borre las fotos y cambie de celular, la dejo ahí. Para que no me olvide de ella. Su nombre ayuda: Florencia Azalea. Estuvo desaparecida por poquito más de un año.

Apareció porque su asesino, un ex novio, ya no aguantó más el remordimiento y dijo dónde había quedado el cuerpo y cómo fue que la asesinó. Ella terminó en el fondo de un pozo. ¡Tan joven! Y sólo salió a la papelería, pero se encontró con el chico y no volvió jamás a estar con su familia.

¿Ven por qué es importante alegrarse de que la famosa Karen está viva? Sí, ok. No avisó a su mamá, sí, se equivocó pero es muy lindo que esté de parranda y no en el fondo de un pozo o bajo un cerro de tierra. ¡Qué padre que se echaba sus chelitas y no fue violada o asesinada!

Antes de criticar es importante tener mucha empatía con las personas y sé que muchas personas pueden estar enojadas u ofendidas pero como siempre, hay que ver las cosas desde el otro cristal, ese que ve las cosas positivas.

Por lo menos, acabó en una anécdota para contar y no con el funeral de una mujer más, en este país en el que mueren en promedio 9 mujeres al día por causas de género.

Y finalmente, no creo que tuviera que salir a pedir disculpas por algo que fue un simple error, una confusión.

¡Qué rápido trabajan los medios de comunicación y las redes sociales para lo negativo!

Que sea un ejemplo de lo rápido que podemos salvar las vidas de más mujeres si compartiéramos los casos, reales o no, de cualquiera que desaparece.