Se dice…

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se dice, columnistas.

Que de nueva cuenta el alcalde de Campeche mostró el rostro de la deslealtad, de la traición, del que antepone sus ambiciones personales olvidándose de quienes le tendieron la mano. Y es que el domingo Eliseo Fernández se olvidó de que es militante del Partido Acción Nacional, que lo postuló como diputado local y lo respaldó para convertirse en presidente municipal, y acudió a la toma de posesión de la nueva dirigente de Movimiento Ciudadano.

Que para no dejar dudas de su traición, Fernández llegó ataviado con una camiseta con un águila que simboliza al partido al que ahora apoya. Y por si no quedara claro que ya no tiene la camiseta del PAN, en un discurso que emitió (no se sabe en calidad de qué pues ni es militante de Moci oficialmente), invitó a varios personajes campechanos a sumarse al organismo con el que ya negoció su próxima candidatura.

Que si tuviera un poco de congruencia y valor, Eliseo debió de haber entregado su renuncia al PAN antes de ponerse la camiseta de Moci y de convertirse en promotor de ese movimiento. Pero no lo hizo antes ni lo hará después, seguramente seguirá estirando la liga para que reviente del lado que a él le conviene. Si su partido actual lo expulsa por traicionero, volveremos a ver la mejor versión de cuando fue candidato, que se hace víctima de las injusticias y que con eso gana adeptos.

Que la acción del alcalde también pone al PAN en una delicada posición, puesto que no se atreverá a expulsarlo, a sabiendas de que pudiera concretar una coalición con Moci, como lo hizo en la pasada elección. Y saben bien los panistas que pudieran encontrar ahí una tablita de salvación para no perder el registro en la próxima votación. Lo que queda claro es que a esos políticos y partidos lo que menos les interesa es atender a los ciudadanos y que primero que todo están sus ambiciones, y no les importa pisotear sus ideales y valores (si es que los tienen).