¡México se queda sin agua! La crisis hídrica que el gobierno no quiere que veas

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Di Ramiro Ortega

¡México se queda sin agua! La crisis hídrica que el gobierno no quiere que veas

En pleno 2025, México enfrenta una de las crisis más alarmantes de su historia reciente: la escasez de agua. Lo que antes parecía un problema lejano, limitado a comunidades rurales o zonas desérticas, hoy golpea con fuerza a las grandes ciudades del país. Monterrey, Guadalajara, y hasta partes de la Ciudad de México viven ya con restricciones, tandeos y miedo. Y lo peor es que esto apenas comienza.

¿Por qué nos estamos quedando sin agua?

La crisis hídrica en México no es un fenómeno nuevo, pero se ha agravado por una combinación de factores que ahora convergen con fuerza devastadora: el cambio climático, la sobreexplotación de acuíferos, la falta de infraestructura adecuada y una gestión gubernamental deficiente.

En estados como Nuevo León, los embalses están a menos del 20% de su capacidad. El sistema de presas La Boca y Cerro Prieto, que abastece a Monterrey, está prácticamente seco. Mientras tanto, industrias como la cervecera o la refresquera siguen operando con acceso privilegiado al agua, generando indignación social.

El impacto en la vida diaria

Miles de familias ya viven con acceso limitado al agua. En algunos barrios, el líquido llega solo un par de horas al día, o incluso cada tercer día. Las escuelas, hospitales y negocios enfrentan dificultades para operar, y los precios de servicios alternativos —como pipas privadas— se han disparado.

La desigualdad también se refleja en esta crisis: mientras zonas de alto poder adquisitivo logran mantener acceso constante mediante pozos privados o almacenamiento, las colonias populares son las primeras en sufrir los recortes.

¿Qué hace (o no hace) el gobierno?

A pesar de la gravedad del problema, las respuestas oficiales han sido, en muchos casos, tardías o insuficientes. Las campañas de concientización y los llamados a «cerrar la llave mientras te cepillas los dientes» parecen ridículos frente a la magnitud estructural del problema.

La falta de inversiones a largo plazo, la ausencia de una política nacional de gestión del agua y la entrega de concesiones desmedidas a empresas privadas siguen siendo puntos críticos sin resolver.

¿Hay solución?

Expertos coinciden en que es urgente un cambio profundo en la manera en que se gestiona el agua en México. Esto incluye desde tecnologías de captación de lluvia y tratamiento de aguas residuales, hasta una reforma legal que garantice el acceso equitativo y proteja el recurso como un derecho humano, no como una mercancía.

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